Hábitos de vida saludables – La gestión del estrés

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Se pueden reducir los riesgos de desarrollar una enfermedad cardiovascular adoptando un nuevo estilo de vida, abandonando ciertos hábitos y adoptando otros.

Sabemos que existen factores que aumentan estos riesgos. Entre ellos, algunos no se pueden modificar, como la edad y el sexo.

Otros, como la hipertensión arterial, la diabetes y la hipercolesterolemia, pueden ser modulados. Alcanzar los valores objetivo establecidos por investigaciones clínicas es el objetivo del tratamiento.

Finalmente, la modificación de ciertos hábitos de vida ha demostrado tener beneficios innegables en la prevención de enfermedades cardiovasculares. El siguiente texto trata sobre la gestión del estrés.

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La gestión del estrés

El estrés crónico está asociado con un mayor riesgo de infarto agudo de miocardio.

Reconocer las fuentes de estrés en nuestra vida es el primer paso para ayudar a su gestión. Intenta concentrarte en las cosas que puedes controlar y acepta dejar de lado aquellas que están fuera de tu control.

Demuestra resiliencia en las pruebas que enfrentas confiando en el destino.

No hay éxitos ni fracasos en la vida, solo experiencias; sean buenas o malas, todas nos enseñan algo importante.

La salud es tan frágil

No debemos esperar a que se manifieste un problema médico para darnos cuenta de ciertas cosas: la influencia de nuestros hábitos de vida en nuestro bienestar, tanto físico como emocional, la necesidad de gestionar mejor nuestro estrés y la importancia que deberemos dar a nuestra salud en el futuro.

La depresión puede aumentar los riesgos

Es desafortunado que cerca del 20 % de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio presenten síntomas de depresión después de su hospitalización.

Un estado depresivo puede aumentar el riesgo de recurrencia de eventos cardíacos, por lo que es importante reconocer los síntomas y hablar con su médico.

Los síntomas de la depresión son los siguientes:

  1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del tiempo;
  2. Pérdida de placer o interés en sus actividades habituales;
  3. Variaciones en el peso y el apetito;
  4. Déficit de atención y concentración;
  5. Sentimientos de culpa y pérdida de confianza en sí mismo;
  6. Trastornos del sueño (dormir demasiado o muy poco);
  7. Fatiga significativa;
  8. Ideas suicidas o intentos de suicidio.
 

Reconocer estos signos y actuar rápidamente puede ayudar a prevenir complicaciones adicionales.

Estrategias de control del estrés

  1. Meditación plena conciencia: Esta práctica, cuya eficacia está comprobada, le permite reconectarse con su cuerpo en el momento presente.
  2. Coherencia cardíaca: En solo cinco minutos, esta técnica puede reprogramar su respiración y reducir su frecuencia cardíaca.
  3. Red de apoyo: Tener una persona en quien confiar o un buen sistema de apoyo puede aliviar la carga del estrés.
  4. Involucrarse en la comunidad: Si se siente aislado, explore los recursos disponibles en su comunidad. El voluntariado puede ser una excelente manera de conocer nuevas personas.
  5. Consultar a un psicólogo: Si siente la necesidad, no dude en consultar a un profesional de la salud mental.
  6. Programa de rehabilitación cardiovascular: Si es elegible, este programa, supervisado por profesionales, le ayudará a adoptar hábitos de vida más saludables, a su propio ritmo, con una supervisión adaptada a sus necesidades.

 

Estas estrategias pueden contribuir a reducir el estrés y mejorar su bienestar general.