Cirugía de bypass coronario

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La cirugía de bypass coronario tiene como objetivo rodear las arterias del corazón obstruidas por placas de ateroma, es decir, depósitos de grasa que ralentizan o bloquean la circulación de la sangre.

Al igual que un puente vial permite cruzar un río u otro obstáculo, esta intervención crea nuevos caminos para que la sangre rica en oxígeno pueda seguir alimentando el músculo cardíaco, a pesar de las obstrucciones existentes.

Es importante entender que esta cirugía no cura la enfermedad coronaria. No elimina la causa de la aterosclerosis. Sin embargo, puede reducir los síntomas, mejorar la calidad de vida y, en algunos casos, prolongar la esperanza de vida al prevenir complicaciones graves como el infarto.

A leer: Lo que hay que saber sobre una cirugía cardíaca.

Este texto presenta las diferentes etapas relacionadas con una cirugía de bypass aortocoronario:

  • La evolución de la enfermedad que lleva a la intervención
  • La preparación
  • El desarrollo de la cirugía de bypass (video)
  • La convalecencia en el hospital

La evolución de la enfermedad que lleva a la intervención

Antes de explicar la cirugía, es útil repasar el papel del corazón y cómo recibe el oxígeno.

El corazón, una bomba muscular esencial

El corazón es un músculo del tamaño de un puño, ubicado en el centro del pecho, entre los dos pulmones. Es el motor de la circulación sanguínea, bombeando sangre sin descanso más de 100,000 veces por día.

El combustible del corazón: el oxígeno

Como todo músculo, el corazón necesita oxígeno para funcionar. Este oxígeno le llega a través de la sangre.

Las arterias coronarias

La sangre rica en oxígeno es llevada al músculo cardíaco por las arterias coronarias. Estas arterias alimentan directamente al corazón, y cualquier reducción en este aporte puede tener consecuencias graves, a veces irreversibles.

Dos arterias principales

Existen dos arterias coronarias principales: una izquierda y una derecha. Están ubicadas directamente en la superficie del corazón, lo que las hace accesibles al cirujano.

Del tamaño de una cabeza de clavo

Aunque son vitales, las arterias coronarias son muy pequeñas, midiendo en promedio entre 1 y 3 milímetros, aproximadamente el tamaño de la cabeza de un clavo.

Las placas de colesterol

Cuando avanza la enfermedad de las arterias del corazón —también llamada enfermedad coronaria aterosclerótica—, se produce un estrechamiento de las arterias coronarias debido a depósitos conocidos como placas de ateroma, comúnmente llamadas placas de colesterol.

Estas placas se forman lentamente con los años, a partir de una mezcla de grasa (colesterol) y calcio que se acumula en la pared interna de las arterias.

Cuando estas placas se vuelven lo suficientemente gruesas, ralentizan la circulación de la sangre. El corazón, menos irrigado, recibe menos oxígeno, especialmente durante el esfuerzo.

Es en este momento cuando aparecen los síntomas de angina, como dolor en el pecho, a veces acompañado de dificultad para respirar o fatiga.

La angina: una señal de advertencia

Si una arteria está muy estrechada o completamente bloqueada, la sangre ya no puede pasar. El músculo cardíaco detrás de la obstrucción sufre una falta severa de oxígeno: hablamos entonces de sufrimiento del corazón, y la persona suele sentir un dolor intenso y persistente en el pecho.

Cuando este dolor dura más de 20 o 30 minutos, el músculo puede dejar de contraerse o incluso morir.

El infarto de miocardio

Cuando una parte del músculo cardíaco muere, es reemplazada por una cicatriz. Esto es lo que se conoce como infarto (o ataque cardíaco).

Esta cicatriz no tiene la capacidad de contraerse como un músculo normal. Se puede comparar con el tejido blanco y duro que se encuentra en un trozo de carne: ese tejido es rígido y ya no participa en la función de bombeo del corazón.

El resultado: un corazón que se vuelve menos eficiente para impulsar la sangre por el cuerpo, lo que puede causar fatiga, dificultad para respirar y, con el tiempo, insuficiencia cardíaca.

Los exámenes que conducen a la cirugía de bypass

Todo comienza en el consultorio del profesional de la salud, cuando este sospecha una enfermedad de las arterias del corazón, tras escuchar al paciente y analizar sus síntomas.

Se prescriben entonces exámenes diagnósticos, como el electrocardiograma, la ecocardiografía o la prueba de esfuerzo. Si los resultados indican la posibilidad de obstrucciones importantes en las arterias coronarias, generalmente se solicita una coronariografía.

Le tapis roulant est un examen en cardiologie qui évaluer, de façon indirecte, la présence de blocages au niveau des artères coronaires

Este examen permite visualizar directamente las arterias del corazón mediante un medio de contraste inyectado en los vasos sanguíneos. Revela la presencia, cantidad y ubicación de las obstrucciones, sean parciales o totales.

¿Cuándo se considera una cirugía?

Cuando los resultados muestran que varias arterias están afectadas, o que su ubicación hace que otros tratamientos sean imposibles o menos eficaces, se realiza una derivación a cirugía cardíaca. En muchos casos, esta recomendación se hace automáticamente tras la coronariografía, si se cumplen claramente los criterios.

La preparación

La preadmisión

La mayoría de los hospitales que realizan cirugía cardíaca cuentan con un servicio de preadmisión. Por lo tanto, es posible que tenga que presentarse con antelación en el hospital para realizar algunos exámenes preparatorios.

En algunos casos, su profesional de la salud puede solicitar pruebas adicionales para acelerar el proceso. Estas pueden incluir :

  • Un análisis de sangre,
  • Una radiografía de tórax
  • Un examen de las arterias carótidas del cuello, con el fin de asegurarse de que todo esté en orden para la intervención.

 

El hospital o la secretaria del servicio de cirugía cardíaca se pondrá en contacto con usted para coordinar los detalles y fijar una fecha para la operación.

Una lista de medicamentos

En su cita de preadmisión, no olvide llevar la lista completa de sus medicamentos. El equipo quirúrgico deberá revisarla cuidadosamente, ya que algunos tratamientos podrían necesitar ser interrumpidos temporalmente antes de la intervención.

Un consejo antes de salir de casa

Antes de dirigirse al hospital para una cirugía, se recomienda llevar solo lo estrictamente necesario. Es mejor evitar llevar objetos de valor como un teléfono celular, una computadora, una radio u otros dispositivos electrónicos, para reducir el riesgo de pérdida o robo durante la hospitalización. Estos artículos pueden, si es necesario, ser llevados más tarde, una vez que haya regresado a la habitación después de la cirugía.

Para los primeros días, los siguientes elementos suelen ser suficientes:

  • Productos de higiene,
  • ropa cómoda para el regreso a casa y
  • una lista actualizada de sus medicamentos, suelen ser suficientes durante los primeros días posteriores a la intervención.

Admisión y últimos preparativos

La admisión al hospital para una cirugía cardíaca suele realizarse el día anterior a la intervención. Es fundamental que el paciente lleve sus medicamentos o, al menos, una lista completa y actualizada para que el equipo médico pueda verificar con precisión el tratamiento en curso.

Durante esta jornada, es común que el paciente conozca a varios miembros del equipo de atención involucrado en las diferentes etapas del proceso: antes, durante y después de la operación.

En muchos centros, se ofrece una breve visita a la unidad de cuidados intensivos para familiarizar al paciente con el entorno posoperatorio inmediato.

Un elemento clave de esta etapa es la firma del consentimiento quirúrgico, si no se ha hecho ya.

Consentimiento para la intervención

La firma del consentimiento quirúrgico confirma que toda la información esencial sobre la intervención prevista, especialmente los riesgos asociados con la cirugía, ha sido explicada de forma clara y comprensible. Se trata de una etapa importante dentro del proceso quirúrgico.

  • Duración y desarrollo de la intervención

La preparación del paciente por parte del equipo de anestesia suele durar entre 30 y 60 minutos. La intervención quirúrgica en sí, es decir, el bypass coronario, tiene una duración media de 2 a 4 horas, dependiendo de la complejidad del caso.
Una vez terminada la operación, el paciente es trasladado a cuidados intensivos, donde se realiza una estrecha vigilancia durante la primera noche.

  • Riesgos asociados con la cirugía

La cirugía de bypass coronario se practica ampliamente en todo el mundo y se considera muy segura. El riesgo de complicaciones graves se estima en alrededor del 1 al 2 %.

Aunque poco frecuentes, pueden presentarse eventos mayores como el fallecimiento, un accidente cerebrovascular (ACV) o un coma. Estos eventos pueden ocurrir durante la cirugía, inmediatamente después o en los días siguientes a la intervención.

  • Una cirugía comúnmente realizada

El bypass coronario es una de las intervenciones cardíacas más frecuentes a nivel mundial. Gracias a los avances constantes en técnicas quirúrgicas y cuidados posoperatorios, su tasa de éxito sigue siendo muy alta.

  • Le Otros posibles riesgos

También pueden presentarse complicaciones menos graves, pero más frecuentes, entre ellas:

  • Arritmias cardíacas (latidos irregulares o anómalos), que se observan en aproximadamente un tercio de los pacientes;
  • Necesidad de transfusión sanguínea;
  • Infecciones en el sitio quirúrgico o infecciones pulmonares;
  • Y, en algunos casos, trastornos renales transitorios.

La magnitud de los riesgos puede variar según diversos factores, como la edad, los antecedentes médicos y la presencia de enfermedades crónicas. Cada situación clínica es única.

Una decisión informada

Luego de haber recibido información sobre los riesgos, beneficios y alternativas a la cirugía, la persona interesada está invitada a firmar un formulario de consentimiento. Este documento confirma que acepta la intervención de forma libre e informada.

Rumbo al quirófano

Al momento de ser trasladado a la sala de operaciones, el paciente debe llevar una bata de hospital. No se permite el uso de ropa interior, medias, joyas ni reloj. Además, se debe evitar el esmalte de uñas, ya que puede interferir con la monitorización de ciertos parámetros durante la intervención.

Nuevamente, se recomienda encarecidamente dejar los objetos de valor en casa. Las pertenencias personales suelen ser trasladadas entre las diferentes unidades durante la hospitalización, pero como hay varios desplazamientos, es más prudente limitar el riesgo de pérdida.

El desarrollo de la cirugía de bypass

Para tratar una angina o un infarto, el objetivo es restablecer una buena circulación sanguínea en las arterias del corazón. Cuando estos vasos están demasiado estrechos o bloqueados, puede ser necesaria una cirugía llamada bypass coronario

Una operación con historia

Desde hace más de 50 años, la cirugía de bypass ha permitido que millones de pacientes recuperen una mejor calidad de vida. Consiste en rodear una arteria obstruida injertando un nuevo vaso que permita al flujo sanguíneo circular con normalidad.

Para leer: Primera cirugía de bypass

Se construyen puentes

Como su nombre lo indica, se crea un camino alternativo, parecido a construir un puente sobre un río obstruido.

Así, la sangre se redirige hacia el otro lado del bloqueo para irrigar correctamente el músculo cardíaco.

Dos tipos de puentes

Los bypass pueden realizarse a partir de dos tipos de vasos:

  • Venas, extraídas generalmente de la pierna.
  • Arterias, normalmente extraídas del tórax.

Bypass venoso

Para este tipo de intervención, se extrae una porción de la vena safena de la pierna. Este segmento se utiliza para desviar la arteria coronaria bloqueada. El retorno venoso en la pierna no se ve afectado, ya que otras venas cercanas asumen esa función.

Bypass arterial

A menudo se realiza con la arteria mamaria interna izquierda, ubicada dentro de la pared torácica. Una vez redirigida hacia el corazón, reemplaza eficazmente a la arteria dañada. La sangre que normalmente circulaba por esta arteria se redistribuye naturalmente por otras ramas, sin causar inconvenientes.

¿Cuántos bypass se realizan?

El número de bypass depende de cuántas arterias coronarias estén obstruidas. Estos bloqueos se identifican mediante una coronariografía, un examen que permite visualizar con precisión las arterias del corazón.

Se realizan con frecuencia entre 1 y 3 bypass, pero algunas cirugías pueden requerir 6 o más, dependiendo del grado de obstrucción.

La cirugía

La cirugía de bypass se realiza bajo anestesia general, lo que significa que el paciente está completamente dormido. Para acceder al corazón, el cirujano debe abrir el tórax mediante una incisión en el centro del pecho. Esta apertura permite llegar al corazón con seguridad y proceder con la intervención.

Se puede ver el corazón latir

Una vez hecha la apertura, el corazón queda visible, en constante movimiento, entre los dos pulmones. Se lo ve deslizarse suavemente dentro de su membrana protectora, llamada pericardio.

Este pericardio se abre, lo que da acceso a las arterias coronarias que deben repararse.

Se identifican las arterias a reparar

El cirujano localiza los segmentos de arterias obstruidas que requieren un bypass. Luego puede proceder a la extracción de los vasos (venas o arterias) que se utilizarán para desviar las obstrucciones.

Se preparan los conductos para construir los puentes

En la gran mayoría de los casos, se utiliza una vena de la pierna (a menudo la safena) y la arteria mamaria interna izquierda, ubicada dentro del tórax, para crear los puentes por encima de las arterias bloqueadas.

En algunas situaciones, se pueden elegir otros vasos, como una vena del muslo o de la parte posterior de la pierna, la arteria mamaria interna derecha (del lado derecho del tórax) o incluso la arteria radial, ubicada en el antebrazo, donde normalmente se toma el pulso.

Dos técnicas quirúrgicas posibles

Actualmente, la cirugía de bypass puede realizarse según dos enfoques:

  • Con el corazón detenido, sostenido temporalmente por una máquina corazón-pulmón.
  • Con el corazón latiendo, una técnica más reciente llamada cirugía «a corazón latiendo», utilizada según el caso y el estado del paciente.

Técnica con el corazón detenido

El primer método consiste en detener temporalmente el corazón, lo que requiere el uso de una bomba corazón-pulmón, también llamada circulación extracorpórea.

Para ello, el corazón se enfría con el fin de reducir sus necesidades de oxígeno, como si se lo pusiera en hibernación, como un oso en invierno. Deja de latir.

Durante ese tiempo, la sangre se desvía fuera del cuerpo mediante tubos conectados a una máquina.

Esta bomba asume la función del corazón y los pulmones: oxigena la sangre y luego la reintegra a la circulación, inyectándola nuevamente en la aorta, para continuar alimentando a todos los órganos durante la intervención.

Técnica a corazón latiendo

El segundo enfoque permite realizar los bypass sin detener el corazón. El corazón continúa latiendo de forma natural durante toda la cirugía.

En esta técnica, no se utiliza la bomba corazón-pulmón. Sin embargo, como el corazón está en constante movimiento, se emplea un instrumento especializado para estabilizar localmente la zona donde debe realizarse el bypass. Esto permite al cirujano trabajar con precisión, a pesar de los latidos del corazón.

Pequeños tubos cosidos con un hilo muy fino

Para unir los nuevos vasos sanguíneos a las arterias del corazón, el cirujano debe realizar suturas muy delicadas. Usa lupas de aumento fijadas a sus gafas o un microscopio quirúrgico para ver mejor los pequeños detalles. El hilo utilizado es extremadamente fino, tan delgado como un cabello humano, ya que los vasos son de calibre muy pequeño.

Verificación del buen funcionamiento de los bypass

Una vez completados los bypass, el cirujano utiliza un dispositivo de medición para verificar que la sangre fluye correctamente por los nuevos conductos. Esto permite asegurarse de que las suturas sean sólidas y que cada bypass funcione como se esperaba.

Calentar el corazón y reiniciar su actividad

Cuando la cirugía se realiza con circulación extracorpórea, el corazón se enfría para ponerlo en reposo. Al finalizar la intervención, se calienta gradualmente hasta aproximadamente 22 °C.

El corazón vuelve entonces a latir por sí solo, bajo la atenta vigilancia del equipo quirúrgico, con el apoyo de los técnicos de la bomba corazón-pulmón.

Un marcapasos temporal, por si acaso

Antes de cerrar el tórax, el cirujano instala pequeños cables de estimulación en el corazón. Estos cables se conectan a un marcapasos temporal, que se utiliza si el ritmo cardíaco se vuelve demasiado lento después de la operación.

Al mismo tiempo, se colocan drenajes torácicos alrededor del corazón y los pulmones para evacuar el aire o la sangre que podría acumularse.

Y se cierra todo

Para cerrar el tórax, el esternón se fija con alambres de acero, como si fuera una cremallera interna. La piel se cierra luego con hilos reabsorbibles (que se disuelven por sí solos) o, en algunos casos, con pequeñas grapas metálicas.

La convalecencia en el hospital

Vigilancia en cuidados intensivos

Una vez finalizada la intervención, el paciente es trasladado en una cama especializada a la unidad de cuidados intensivos. Todavía bajo los efectos de la anestesia, será despertado de forma progresiva, generalmente unas horas más tarde, bajo la estrecha vigilancia del equipo médico.

Comienza la convalecencia

Los primeros momentos después de la cirugía suelen ir acompañados de una sensación de alivio, e incluso de cierta euforia. El paciente toma conciencia de que la operación ha quedado atrás, y la alegría de seguir con vida supera el cansancio.

Sin embargo, el día siguiente puede ser más difícil. El cuerpo reacciona a la intervención, la energía disminuye y puede aparecer un pequeño bajón anímico temporal. Esto es completamente normal.

Afortunadamente, estas sensaciones son pasajeras. Los avances postoperatorios no tardan en notarse, la vitalidad regresa poco a poco y el paciente recupera la confianza en sí mismo y en su capacidad de recuperación.

Indicaciones postoperatorias

Después de una cirugía cardíaca, el proceso de recuperación comienza en el hospital y requiere una colaboración activa entre el equipo de salud y el paciente.

Varios aspectos son esenciales para acelerar el regreso a una condición estable, prevenir complicaciones y preparar el alta, ya sea a domicilio o en un centro de rehabilitación.

  • Descanso y reinicio gradual del movimiento

Se necesita un periodo de reposo durante las primeras horas tras la intervención. Posteriormente, se recomienda una movilización progresiva, primero con ayuda y luego de forma autónoma cuando sea seguro. Levantarse, caminar y moverse regularmente ayuda a prevenir complicaciones pulmonares y circulatorias, como la formación de coágulos.

  • Control del dolor

Un manejo eficaz del dolor es fundamental. Facilita la respiración profunda, mejora la movilidad y contribuye al bienestar general. Se administran medicamentos según un plan adaptado a cada situación.

  • Ejercicios respiratorios

Después de una cirugía cardíaca, se recomiendan ejercicios respiratorios para expandir bien los pulmones y favorecer una buena recuperación.

Estos ejercicios, a menudo realizados con un espirómetro incentivador, deben repetirse varias veces al día. Ayudan a prevenir :

  • Obstrucción de las vías respiratorias,
  • El colapso pulmonar parcial (atelectasia)
  • las infecciones pulmonares.

Toser también cumple una función importante: despeja las vías respiratorias. No obstante, algunas personas limitan su tos por temor al dolor en la zona de la cicatriz del tórax.

En estos casos, sostener un cojín contra el pecho al toser es una medida sencilla que reduce las molestias y permite una tos efectiva.

Lectura recomendada: Fisioterapia inspiratoria postcirugía

 

  • Vigilancia de la(s) herida(s)

El sitio quirúrgico debe examinarse regularmente para detectar signos de infección u otras anomalías lo antes posible. Los cuidados se realizan siguiendo estrictas normas de higiene.

  • Precauciones tras una esternotomía

Si se ha realizado una esternotomía (apertura del tórax), se darán instrucciones específicas para evitar esfuerzos o movimientos que puedan separar el esternón durante la cicatrización.

  • Seguimiento constante del estado de salud

El personal médico vigila de cerca la evolución postoperatoria para detectar cualquier señal de problemas, como arritmias, infecciones o inestabilidad general.

Duración promedio de la hospitalización

El tiempo de hospitalización después de una cirugía de bypass varía según el estado general de salud del paciente, su edad, la complejidad de la intervención y la presencia o no de complicaciones postoperatorias.

Dicho esto, en la mayoría de los casos, la estancia en el hospital es inferior a una semana. Algunas personas reciben el alta incluso después de 4 o 5 días, si su estado es estable y se han alcanzado los primeros objetivos de recuperación.

Lectura recomendada: En casa después de una cirugía cardíaca