La Sangre

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Componentes de la Sangre.

La sangre se compone de glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma.

Los glóbulos rojos transportan el oxígeno y el dióxido de carbono. Los glóbulos blancos son nuestro sistema de defensa. Las plaquetas evitan el sangrado.

Plasma: Sangre sin Glóbulos

El plasma es el componente líquido de la sangre, contiene agua, sales, azúcares y varias proteínas como las lipoproteínas que se pueden comparar con los taxis, con el colesterol como pasajero o los anticuerpos, que son las proteínas que protegen contra la infección.

Glóbulos Rojos

Siguiendo la analogía de los taxis con colesterol antes mencionados, los glóbulos rojos son camiones que transportan el oxígeno. El color rojo de estas células sanguíneas se debe a que contienen hemoglobina. Esta proteína está formada por hierro, que actúa como imán para atraer oxígeno.

Una preferencia por el Oxígeno.

Los glóbulos rojos prefieren la compañía del oxígeno a la del dióxido de carbono (CO2). Cuando los glóbulos rojos  entran a los pulmones, donde hay mucho oxígeno disponible, las células rojas liberan dióxido de carbono y luego salen cargadas de oxígeno para suministrar los órganos.

Dentro de estos órganos, los glóbulos rojos se encuentran en un ambiente con poco oxígeno, pero alto en dióxido de carbono. Estos llamados camiones, liberan sus cargas de oxígeno y recuperan el dióxido de carbono.

Transporte Vital

Este proceso de transporte de los glóbulos rojos es esencial para garantizar el suministro de oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo, así como la eliminación del dióxido de carbono.

Los glóbulos rojos desempeñan un papel absolutamente vital en la circulación sanguínea y en el mantenimiento de la salud del organismo. Aseguran la distribución eficiente del oxígeno necesario para la supervivencia de las células, mientras eliminan los desechos en forma de CO2. Es gracias a esta función que los glóbulos rojos contribuyen a mantener el equilibrio necesario para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.

La Bomba y los Conductos

Este transporte vital de sangre, oxígeno, nutrientes y desechos a través del cuerpo no podría llevarse a cabo sin una bomba eficaz que asegure la circulación a través de una red de conductos y tuberías estancos.

Esta bomba es el corazón, que actúa como el motor principal impulsando la sangre a través de los vasos sanguíneos. Estas arterias, venas y capilares forman una red de casi 100,000 kilómetros, sirviendo como canales para transportar la sangre hacia y desde todas las partes del cuerpo.

Es esta circulación continua y regular de la sangre la que permite que cada célula, tejido y órgano reciba el oxígeno y los nutrientes que necesitan para funcionar correctamente, mientras elimina los desechos producidos por su actividad metabólica. Así, el corazón y el sistema circulatorio desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la salud y el funcionamiento óptimo del organismo.

Así, el corazón y el sistema circulatorio juegan un papel crucial en el mantenimiento de la salud y el funcionamiento óptimo del organismo.

Una actividad circulatoria temprana

Desde el decimocuarto día de vida fetal, el corazón embrionario comienza a latir y bombear sangre.

Este inicio temprano de la actividad circulatoria es esencial para proporcionar los nutrientes y el oxígeno necesarios para el crecimiento y desarrollo del feto, así como para eliminar los desechos metabólicos producidos durante este período crítico de la vida embrionaria.