
La síncope es un desmayo temporal provocado por una disminución del flujo sanguíneo al cerebro. Puede tener varias causas, que varían según los individuos y las circunstancias.
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El síncope cardíaco
Como su nombre lo indica, el síncope cardíaco es causado por un problema en el corazón. Es una de las formas de síncope que requiere especial atención, ya que puede ser señal de un trastorno cardíaco más serio.
En la gran mayoría de los casos, está relacionado con un trastorno del ritmo cardíaco.
Nuestro corazón posee un pequeño grupo de células llamado “marcapasos natural” que actúa como un director de orquesta para regular los latidos. Envía señales eléctricas a través de una red sofisticada que coordina cada contracción.
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A veces, este sistema puede ralentizarse de forma anormal: el corazón late demasiado lento, lo que se denomina bradicardia.
Por el contrario, también puede suceder que ciertos circuitos eléctricos anómalos tomen el control, haciendo que el corazón lata demasiado rápido: eso se llama taquicardia.
Estos trastornos del ritmo no siempre causan una caída de la presión arterial, pero en algunas ocasiones pueden provocar una disminución súbita de la presión, lo que lleva a una pérdida de conciencia.
En casos más raros, el síncope puede ser causado por un problema estructural del corazón, como una válvula cardíaca que no funciona correctamente.
Búsqueda de síntomas antes del síncope
En algunas personas, las palpitaciones —ya sean latidos rápidos, irregulares o, a veces, muy lentos— pueden preceder a la pérdida de conciencia. Otras pueden sentir dolor en el pecho justo antes del desmayo.
Una población de mayor edad o con enfermedad cardíaca
El síncope de origen cardíaco afecta con mayor frecuencia a las personas mayores, así como a aquellas que padecen una enfermedad cardíaca conocida, como una arritmia, una enfermedad valvular o una insuficiencia cardíaca.
La evaluación médica
Para comprender adecuadamente un episodio de síncope, el médico debe recopilar una descripción lo más precisa posible de la situación, como si tuviera que reconstruir una escena en todos sus detalles.
Cada elemento cuenta: el momento del día, el nivel de hidratación o alimentación, lo que la persona estaba haciendo justo antes del malestar, la posible presencia de síntomas precursores, así como si hubo un testigo, lesiones sufridas, daños materiales si los hubo, la forma en que regresó la conciencia, la existencia o no de incontinencia urinaria, y el estado general al despertar.
Toda esta información, reunida, permite orientar el diagnóstico y definir mejor qué exámenes deben realizarse.
El examen del paciente
Durante la evaluación clínica, el médico prestará especial atención a varios elementos clave.
- Medir la presión arterial, primero acostado y luego de pie, es fundamental para detectar una caída anormal de la presión.
- La auscultación del corazón permitirá detectar posibles trastornos del ritmo (arritmias) o ruidos inusuales, ya sea a nivel de los vasos del cuello o de las válvulas cardíacas.
También se realiza un examen neurológico para evaluar la motricidad, la sensibilidad, el equilibrio y posibles signos relacionados con el sistema nervioso, con el fin de no pasar por alto una causa no cardíaca.
¿Qué exámenes pueden solicitarse?
Los exámenes elegidos dependen ante todo de la impresión clínica del médico, según la naturaleza del síncope y los antecedentes del paciente.
- Electrocardiograma (ECG)
En general, el electrocardiograma (ECG) constituye el punto de partida de la evaluación. Este examen consiste en colocar sensores eléctricos sobre el tórax para registrar la actividad eléctrica del corazón. Permite detectar rápidamente ciertas anomalías, como arritmias o signos de sufrimiento cardíaco.
La investigación clínica de un síncope de origen cardíaco puede agruparse en tres categorías:
• La búsqueda de un trastorno del ritmo
• La verificación de las estructuras cardíacas
• La detección de una enfermedad de las arterias coronarias.
Búsqueda de un trastorno del ritmo
Existen varias modalidades disponibles para investigar un trastorno del ritmo que pueda haber causado el desmayo.
- Monitoreo cardíaco continuo
En contextos de urgencia o durante una hospitalización, se puede utilizar la telemetría cardíaca. Se trata de una forma de vigilancia continua del ritmo cardíaco, visualizado en tiempo real en una pantalla. Esta tecnología es útil para detectar anomalías transitorias o seguir a pacientes con arritmias ya conocidas.
- Holter
Para las personas que presentan síntomas frecuentes, se puede proponer un monitor Holter, un pequeño dispositivo que se lleva durante 24 a 48 horas en casa o en el hospital. Registra de forma continua la actividad cardíaca con el fin de captar cualquier evento sospechoso.
- Monitoreo externo prolongado
Cuando los episodios son poco frecuentes y ocurren a intervalos más largos, se puede utilizar un cardiomemo, también llamado telemonitor cardíaco. Este dispositivo externo se lleva durante un período prolongado, a menudo hasta dos semanas, y permite registrar la actividad cardíaca justo cuando se presentan los síntomas.
En un contexto más cotidiano, el uso de herramientas personales como un reloj inteligente o un dispositivo como Kardia también puede ser muy útil. Estas tecnologías permiten que el paciente registre su ritmo cardíaco por sí mismo en el momento en que siente malestar, proporcionando así datos valiosos al equipo médico.
- Monitoreo subcutáneo temporal
Cuando la sospecha de un trastorno del ritmo cardíaco persiste a pesar de exámenes iniciales normales, se puede recomendar un monitor implantable. Este pequeño dispositivo se inserta bajo la piel, a nivel del tórax, mediante un procedimiento menor.
Su principal ventaja es que permite una vigilancia continua y prolongada de la actividad eléctrica del corazón, a veces durante varios meses. Aumenta así las probabilidades de detectar un evento raro o transitorio, especialmente cuando los episodios son poco frecuentes pero preocupantes.
Para los pacientes con marcapasos permanente
En las personas portadoras de un marcapasos permanente, la búsqueda de una posible arritmia se ve considerablemente facilitada. Este dispositivo, además de estimular el corazón cuando es necesario, registra de forma continua la actividad eléctrica cardíaca.
Cuando ocurre un episodio de síncope, el médico puede interrogar el marcapasos para recuperar con precisión los datos registrados en el momento del malestar. Este análisis específico permite a menudo identificar la causa del episodio, ya sea un trastorno del ritmo u otra anomalía. Se trata de una herramienta diagnóstica valiosa, confiable y de acceso rápido en consulta.
Evaluación de la estructura cardíaca
Por otro lado, si se sospecha una alteración estructural del corazón, generalmente se solicita una ecocardiografía transtorácica. Esta prueba de imagen, similar a una ecografía obstétrica, permite evaluar el funcionamiento del músculo cardíaco y el estado de las válvulas.
Búsqueda de una enfermedad de las arterias del corazón
Finalmente, cuando se sospecha un problema en las arterias coronarias, se pueden prescribir otros exámenes para completar la evaluación. Uno de ellos puede ser una prueba de esfuerzo en cinta rodante.
También existen otros métodos posibles, como los exámenes de medicina nuclear, que permiten observar la circulación sanguínea en el corazón.
En ciertos casos, puede indicarse una coronariografía para visualizar directamente las arterias coronarias mediante el uso de un medio de contraste.
¿Cuáles son los riesgos para la salud?
Entre los distintos tipos de síncope, el de origen cardíaco (síncope cardiogénico) es el que presenta los mayores riesgos. A diferencia de los síncopes reflejos, no responde a las maniobras preventivas habituales y suele ocurrir de forma repentina, sin señales de advertencia.
Este carácter imprevisible aumenta considerablemente el riesgo de lesiones, especialmente si la caída ocurre sobre una superficie dura o en un entorno peligroso.
En casos poco frecuentes, este tipo de síncope puede ser indicativo de una enfermedad cardíaca grave e incluso causar una muerte súbita, especialmente si está relacionado con una arritmia maligna o una patología cardíaca subyacente no tratada. Por lo tanto, es fundamental realizar una evaluación médica rápida y detallada.
¿Cuál es el tratamiento?
Como se mencionó anteriormente, el síncope de origen cardíaco puede tener causas variadas, y su tratamiento depende directamente de los resultados de la evaluación médica.
El objetivo es tratar la causa subyacente, ya sea un trastorno del ritmo cardíaco (problema eléctrico), una enfermedad valvular (afectación de las válvulas del corazón) o una disfunción de las arterias coronarias.
Mensaje clave
El síncope cardíaco es una pérdida repentina del conocimiento causada por un problema en el corazón. A diferencia de otros tipos de malestar que aparecen de manera gradual o que ofrecen señales de advertencia, este tipo ocurre sin previo aviso. Esto lo hace especialmente peligroso.
El mayor riesgo del síncope cardíaco es la caída brusca que lo acompaña. Como la persona no tiene tiempo de sentarse o apoyarse, puede caer con todo su peso, a veces sobre superficies duras o contra objetos.
Por eso, es urgente consultar a un médico sin demora si hay una herida en la cabeza, por mínima que sea, o si se sospecha una fractura ósea asociada.