El Síncope Ortostático

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La síncope es un desmayo temporal provocado por una disminución del flujo sanguíneo al cerebro. Puede tener varias causas, que varían según los individuos y las circunstancias.

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El Síncope Ortostático

Esta forma de síncope se manifiesta cuando hay una caída de la presión arterial al pasar de la posición acostada o sentada a estar de pie.

El mecanismo implicado se explica por el efecto de la gravedad, que provoca una acumulación temporal de sangre en las venas de las piernas, lo que disminuye el retorno venoso al corazón y, en consecuencia, reduce la presión arterial.

¿Alguna vez has sentido…?

A casi todos nos ha pasado sentir un ligero mareo después de levantarnos demasiado rápido. En la mayoría de los casos, el organismo reacciona de inmediato mediante mecanismos de regulación que devuelven la presión a un nivel normal.

Sin embargo, cuando esta reacción es demasiado lenta o insuficiente, la presión baja de forma significativa, lo que puede provocar una breve pérdida de conciencia, es decir, un síncope.

Una vez en el suelo, la gravedad deja de dificultar el retorno de la sangre al corazón. La sangre acumulada en las piernas se redistribuye naturalmente hacia el tórax, lo que explica el rápido regreso a la conciencia.

Este tipo de malestar ocurre con mayor frecuencia en personas mayores, cuya capacidad de adaptación fisiológica puede verse reducida con el tiempo.

Relación con ciertos medicamentos o condiciones

El síncope ortostático también puede verse favorecido por algunos medicamentos, como los antihipertensivos, los diuréticos o ciertos psicotrópicos.

También puede presentarse en el contexto de enfermedades que afectan el sistema nervioso autónomo, como la diabetes o la enfermedad de Parkinson, o bien en casos de deshidratación, que agrava la disminución del volumen sanguíneo y dificulta la regulación de la presión arterial.

¿Qué exámenes se pueden solicitar?

En primer lugar, generalmente se prescribe un electrocardiograma (ECG) para observar la actividad eléctrica del corazón y detectar cualquier anomalía del ritmo.

Una ecocardiografía permite luego evaluar la estructura y el funcionamiento de esta bomba muscular, visualizando las cavidades, las válvulas y los movimientos del corazón.

Finalmente, un Holter de 24 horas, que registra el ritmo cardíaco de forma continua durante todo un día, complementa esta evaluación básica aportando información valiosa sobre el comportamiento del corazón en la vida cotidiana.

De manera más específica

El diagnóstico de síncope ortostático se confirma cuando se observa una caída notable de la presión arterial, generalmente superior a 10 mmHg, al pasar de la posición acostada a la posición de pie. Esta disminución suele ir acompañada de síntomas sugestivos, como sensación de mareo, inestabilidad o debilidad, señales de una presíncope.

Esta prueba, sencilla de realizar, permite reproducir en un entorno médico el mecanismo responsable del malestar e identificar claramente su origen.

¿Cuáles son los riesgos para la salud?

El principal riesgo es sufrir una lesión al caer, especialmente si el desmayo ocurre en un lugar peligroso o sin posibilidad de sentarse o recostarse rápidamente.

El principal riesgo: la caída

Como en otras formas de síncope, el mayor peligro asociado a la síncope ortostática es el riesgo de lesiones provocadas por una caída repentina.

Cuando la pérdida de conciencia ocurre sin previo aviso, puede causar traumatismos de diversa gravedad, especialmente si la persona cae sobre una superficie dura, contra un mueble o en un entorno poco seguro.

Por eso, la prevención de los episodios y el reconocimiento de los signos de advertencia son tan importantes.

¿Cuál es el tratamiento?

Al igual que con el síncope vasovagal, la primera medida en caso de síntomas es sencilla: acostarse en el suelo tan pronto como se sientan los primeros signos de malestar. Esto permite restablecer rápidamente la circulación sanguínea hacia el cerebro y evitar una caída potencialmente peligrosa.

Algunas maniobras físicas, como cruzar las piernas y contraer los músculos, también pueden ayudar a mantener la presión arterial en situaciones de riesgo.

Algunos consejos

En el caso del síncope ortostático, es fundamental prestar atención a cómo se cambia de posición. Se recomienda encarecidamente tomarse su tiempo al pasar de acostado a sentado, y luego esperar unos minutos antes de levantarse. Esta transición gradual permite que la presión se ajuste, reduciendo el riesgo de malestar.

El médico también debe evaluar la presencia de enfermedades subyacentes, como la diabetes o el Parkinson, y ajustar los tratamientos en curso si es necesario, en particular aquellos medicamentos que puedan favorecer las caídas de presión.

La hidratación juega un papel central en la prevención: se recomienda beber entre 2 y 3 litros de agua al día, evitando una restricción excesiva de sal, salvo indicación médica contraria. En caso de sensación de presíncope, beber rápidamente un vaso de agua fría puede, a veces, ayudar a aumentar la presión.

En personas con hipertensión en posición acostada combinada con descensos de presión al levantarse, se sugiere elevar ligeramente la cabecera de la cama, idealmente unos diez grados. Esto puede lograrse simplemente colocando objetos sólidos, como ladrillos o libros, bajo las patas delanteras de la cama. Esta inclinación leve ayuda a reducir la presión al estar acostado y a amortiguar la caída al incorporarse.

Finalmente

Por último, si las medidas no farmacológicas no son suficientes, el médico puede considerar la prescripción de tratamientos destinados a sostener la presión arterial o ajustar la medicación existente para lograr un mejor equilibrio.