Episodio 5 – Dr Horace G. Smithy
- Bienvenido
- »
- Historia de la cardiología
- »
- Episodio 5 – Dr Horace G. Smithy

Dr Horace G. Smithy
Un pionero con un destino trágico
Joven cirujano cardíaco prometedor, seguía los pasos de pioneros como los Dres. Dwight Harken y Charles Bailey, realizando con éxito intervenciones sobre la válvula mitral, según las técnicas desarrolladas por estos últimos.
En funciones en el Hospital Roper de Charleston, el Dr. Smithy mostró un especial interés por la estenosis aórtica, una enfermedad que afecta a la válvula situada a la salida del corazón. Ese interés no era solo científico: él mismo sufría un estrechamiento severo de las válvulas aórtica y mitral.
Un proyecto audaz... y personal
Impulsado por la urgencia de su propia condición, concibió un plan tan innovador como arriesgado. Quería asociarse con el reconocido Dr. Alfred Blalock, figura emblemática de la cirugía cardíaca, con la esperanza de que juntos lograran operar la estenosis aórtica… y que él mismo pudiera ser el próximo paciente.
La técnica prevista se inspiraba en los métodos utilizados para tratar la estenosis mitral. En la morgue, trabajando con cadáveres, había desarrollado un método: introducir un dedo en el ventrículo izquierdo para alcanzar la válvula aórtica y luego abrirla con un valvulotomo, un pequeño instrumento con una hoja fina fijada en la punta del dedo.
Una carnicería
Pero la realidad de un corazón vivo es muy diferente de la de los modelos inertes. Durante el intento quirúrgico, la elevada presión en el ventrículo izquierdo, causada por la estenosis, provocó una ruptura dramática del músculo cardíaco en cuanto se insertó el dedo.
El ventrículo literalmente estalló, poniendo fin de forma abrupta a la experiencia. No se realizó ningún otro intento.
Un destino truncado demasiado pronto
El Dr. Horace G. Smithy falleció unos meses después, el 28 de octubre de 1948, a causa de su enfermedad. Tenía solo 34 años.
Su recorrido, a la vez trágico e inspirador, ilustra la pasión y la audacia de los pioneros de la cirugía cardíaca, dispuestos a arriesgarlo todo —a veces incluso su propia vida— para hacer avanzar la medicina.