El impacto psicológico de un infarto – ¿Cuándo preocuparse y pedir ayuda?

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Un infarto puede generar diversas reacciones emocionales. Comprender estas reacciones y conocer ciertas estrategias puede ayudar a atravesar este período a menudo exigente.

El evento actúa como un verdadero choque emocional. Surgen temores, y la capacidad de adaptación se pone a prueba. Aceptar que el corazón, un órgano vital, está afectado por una enfermedad puede ser especialmente difícil.

Esta preocupación puede verse amplificada al compararse con otras experiencias. Conocer a alguien que haya fallecido debido a un infarto o enfrentarse por primera vez a una enfermedad cardíaca son situaciones que pueden intensificar el miedo y aumentar la sensación de vulnerabilidad.

Cada persona atraviesa esta etapa de manera personal y única. La reacción psicológica depende de numerosos factores como la gravedad del infarto, las circunstancias del evento, la historia de vida, la personalidad, el nivel de estrés y los recursos de adaptación disponibles.

Tres dimensiones principales permiten abordar la incidencia psicológica de un infarto:

Un período de vulnerabilidad física y psicológica

Los meses que siguen a un infarto de miocardio, una angioplastia con stent o una cirugía cardíaca son momentos delicados. El cuerpo se recupera poco a poco, y el estado mental también puede verse afectado. Es importante actuar tanto en el plano físico como en el psicológico para favorecer una buena recuperación.

Participar activamente en el tratamiento médico y, cuando sea posible, en un programa de rehabilitación cardíaca es un buen punto de partida. También es importante prestar atención a lo que uno siente por dentro. Aproximadamente una de cada cinco personas vivirá un episodio depresivo después de un infarto.

¿Cuándo preocuparse?

Se recomienda consultar a un profesional de la salud si ciertas dificultades persisten, como:

  • Tristeza marcada o pérdida de interés por actividades que antes resultaban placenteras
  • Fatiga intensa o problemas para dormir
  • Miedo constante a sufrir una recaída
  • Tendencia a evitar todo lo que recuerde la enfermedad (lugares, conversaciones, recuerdos)
  • Pensamientos recurrentes sobre la muerte o el sentimiento de abandono
  • Aumento en el consumo de alcohol, medicamentos o drogas
  • Dificultades para imaginar un regreso al trabajo

El valor del apoyo psicológico

Los psicólogos especializados en salud pueden acompañar a las personas que han vivido un episodio cardíaco trabajando sobre:

  • Emociones difíciles relacionadas con la enfermedad (miedo, duelo, frustración)
  • Depresión y ansiedad
  • Trastornos del sueño o del estrés
  • Cambios en los hábitos de vida
  • La relación con los seres queridos o con el equipo médico
  • Las dificultades para retomar una vida activa o profesional

¿Cómo obtener ayuda?

Existen diversos recursos para obtener apoyo psicológico: consultorios de psicólogos, clínicas de salud mental, programas de rehabilitación cardíaca, plataformas de apoyo en línea o líneas de ayuda telefónica.

Buscar en internet con palabras clave como «apoyo psicológico después de un infarto», «rehabilitación cardíaca», «ansiedad postinfarto» o «terapia estrés enfermedad cardíaca» puede ayudar a encontrar recursos adecuados en su región.

Pedir ayuda no es un signo de debilidad. Es un acto de valentía y de cuidado hacia uno mismo.