TAVI: una nueva válvula sin cirugía a corazón abierto

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El TAVI representa un gran avance en cardiología. Ofrece una segunda vida a muchos pacientes cuyo corazón estaba agotado por una válvula rígida y estrechada. Menos esfuerzo para el corazón, menos riesgos para el paciente y, a menudo… una grata sorpresa en los días siguientes: el aire que regresa.

Cuando la válvula aórtica se endurece…

Con la edad o debido a ciertas condiciones, la válvula aórtica —que regula la salida de la sangre del corazón hacia el resto del cuerpo— puede volverse rígida y estrecha.

Esto se debe con frecuencia a depósitos de calcio que se acumulan en la válvula con el paso de los años. Este fenómeno, llamado estenosis aórtica, impide que la válvula se abra con normalidad.

En algunos casos, la estenosis está relacionada con una válvula anormal desde el nacimiento (como una válvula bicúspide) o aparece tras una antigua enfermedad inflamatoria, como el reumatismo articular agudo.

Sea cual sea la causa, cuando la válvula no se abre bien, el corazón debe esforzarse más para hacer circular la sangre. El resultado: falta de aire, dolor en el pecho, mareos e incluso pérdidas de conocimiento. Sin tratamiento, esta condición puede llegar a ser muy grave.

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Un poco de historia: cuando una idea lo cambia todo

Hasta principios de los años 2000, la única opción para reemplazar una válvula aórtica enferma era la cirugía a corazón abierto. Una operación eficaz, pero pesada, y a menudo demasiado arriesgada para personas mayores o frágiles.

Luego llegó un punto de inflexión en 2002. El Dr. Alain Cribier, un cardiólogo francés, realizó el primer implante de una válvula aórtica mediante catéter, sin necesidad de abrir el pecho.

Este enfoque es hoy conocido como TAVI, por sus siglas en inglés: Transcatheter Aortic Valve Implantation.

¿Cómo funciona?

Concretamente, el TAVI permite implantar una nueva válvula dentro de la válvula enferma a través de una arteria, a menudo la de la ingle.

La válvula artificial, plegada sobre un pequeño tubo (como un resorte), se guía hasta el corazón. Una vez en su lugar, se despliega, aplasta por completo la válvula dañada subyacente y asume de inmediato su función.

Las ventajas del TAVI

La principal ventaja del TAVI es que permite reemplazar una válvula aórtica enferma sin recurrir a una cirugía a corazón abierto. La intervención resulta menos traumática para el organismo, sin dolor postoperatorio importante, y suele realizarse con sedación ligera y anestesia local. La recuperación se facilita considerablemente.

En la mayoría de los casos, los pacientes pueden regresar a casa al día siguiente de la intervención. Y los efectos positivos se hacen sentir rápidamente: vuelve el aire, las actividades cotidianas vuelven a ser posibles y la calidad de vida mejora de manera notable. Para muchos, es como si el corazón encontrara un nuevo aliento.

Seamos realistas

Dicho esto, es importante mantener la lucidez: el TAVI no es una cura de juventud ni una solución para todos los problemas.

Aunque la válvula funcione ahora con normalidad, el estado cardiovascular y físico general suele seguir siendo frágil, ya que la estenosis aórtica limitó durante mucho tiempo el esfuerzo. Además, otros problemas de salud pueden seguir afectando la capacidad de moverse o de respirar: la artrosis o las enfermedades pulmonares, por nombrar solo algunas.

El TAVI ofrece un segundo aliento, pero no sustituye una rehabilitación global ni hace desaparecer los demás problemas de salud. Se integra en un enfoque de cuidados más amplio, centrado en la persona. A partir de ahí, el objetivo será recuperar progresivamente cierta tolerancia al ejercicio.

¿A quién va dirigido el TAVI?

En muchos centros alrededor del mundo, el TAVI se está convirtiendo en el método preferido para reemplazar una válvula aórtica estrechada, especialmente en personas mayores. Su eficacia, seguridad y la rápida recuperación que permite lo convierten en una opción de elección.

Dicho esto, el acceso a este procedimiento puede variar según las regiones o los países. En algunos lugares, consideraciones de costo o de disponibilidad todavía limitan su uso a grupos bien definidos, como los pacientes de edad avanzada o considerados de alto riesgo para una cirugía convencional.

En personas más jóvenes, el TAVI plantea aún interrogantes importantes a largo plazo. Estos pacientes podrían necesitar una o varias intervenciones adicionales a lo largo de su vida, y el enfoque denominado valve-in-valve (implantar una válvula TAVI dentro de otra) puede representar desafíos técnicos, sobre todo si la primera válvula es de diámetro pequeño. Por estas razones, la elección del TAVI en pacientes más jóvenes requiere una reflexión profunda llevada a cabo por el equipo especializado.

En todos los casos, la decisión se basa en una evaluación minuciosa por un equipo especializado, llamado Heart Team, que determina el enfoque más seguro y mejor adaptado a cada situación.

El papel del equipo Heart Team

La decisión de implantar una válvula mediante TAVI no se toma de manera aislada. Es el resultado de una evaluación realizada por un equipo multidisciplinario especializado, llamado Heart Team. Su misión es valorar la severidad de la estenosis, el estado general del paciente y los riesgos y beneficios de un TAVI frente a una cirugía clásica.

Este enfoque busca personalizar el tratamiento en función del perfil de cada paciente, garantizando una decisión compartida, ética y segura.

Lectura recomendada: El Heart Team

La etapa inicial

La decisión de intervenir comienza a menudo en el consultorio de un profesional de la salud, cuando un paciente presenta síntomas cada vez más marcados relacionados con una estenosis aórtica. La ecocardiografía transtorácica (ETT), un examen clave en la evaluación de esta enfermedad, permite confirmar el diagnóstico y valorar la severidad del estrechamiento valvular.

A partir de estos resultados, el profesional inicia una conversación con el paciente sobre las posibles opciones terapéuticas.

En algunas situaciones —edad muy avanzada, enfermedades asociadas importantes o si el paciente así lo desea— se opta por un enfoque conservador, sin reemplazo de la válvula, que será respetado.

En los demás casos, el siguiente paso consiste en realizar una coronariografía para verificar el estado de las arterias coronarias, a menudo al mismo tiempo que una angiografía de los vasos de las piernas, ilíacos y femorales. Esta última permite asegurarse de que se pueda introducir la nueva válvula por catéter, evaluando la calidad de estas vías arteriales de acceso.

El encuentro con un miembro del Heart Team

El mismo día de los estudios realizados en la sala de hemodinámica, o bien en una cita aparte, un integrante del Heart Team —a menudo un cardiólogo especializado o un cirujano cardíaco— se reúne con el paciente.

Presenta las dos opciones de reemplazo valvular, ya sea el TAVI o la cirugía convencional, teniendo en cuenta la situación médica, las preferencias expresadas y los resultados angiográficos obtenidos.

Es el momento de explicar los diferentes aspectos de los procedimientos previstos, brindando al paciente todo el espacio necesario para plantear sus preguntas. La vía de acceso prevista para implantar la nueva válvula suele mencionarse en ese momento, y los riesgos asociados se abordan con transparencia.

También puede prescribir exámenes complementarios a realizar posteriormente (como una tomografía del tórax y del abdomen o análisis de laboratorio), con el fin de completar la evaluación.

Una reunión decisiva

En las semanas siguientes, los miembros del Heart Team estudian en profundidad todo el expediente y determinan en conjunto la estrategia más adecuada, adaptada a la condición de cada persona. La decisión terapéutica se comparte, por teléfono o en persona, acompañada de las explicaciones que la justifican.

Se puede mencionar una fecha aproximada para el procedimiento, según los plazos y la organización local. También se designa una persona de referencia, con los medios para contactarla en caso de deterioro del estado de salud o para cualquier otra pregunta relacionada con el seguimiento del proceso.

El día del procedimiento

En general, la hospitalización es corta y suele permitir el regreso a casa al día siguiente. En algunas circunstancias, incluso puede ser posible que el paciente regrese el mismo día.

El paciente debe permanecer en ayunas desde la medianoche anterior, incluidos los medicamentos, salvo indicación contraria dada durante la preadmisión.

Al llegar a la sala de preparación, debe quitarse la ropa y ponerse una bata hospitalaria. Una enfermera colocará uno o dos accesos venosos para administrar sueros o medicamentos durante el procedimiento, si es necesario.

Se realiza un rasurado en las muñecas y en ambas ingles para preparar la inserción de los catéteres en la arteria seleccionada por el cardiólogo.

Formulario de consentimiento

Antes de proceder a la implantación de la válvula aórtica mediante TAVI, el paciente debe firmar un formulario de consentimiento informado. Este documento confirma que el paciente ha recibido toda la información sobre los beneficios y riesgos asociados con el procedimiento.

En general, estos riesgos ya han sido explicados al paciente y se han respondido todas sus preguntas. En esta etapa, el médico considera que los beneficios de la intervención superan los riesgos. Veamos ahora cuáles son esos riesgos.

Los riesgos

El TAVI (Transcatheter Aortic Valve Implantation) es un procedimiento generalmente seguro, pero como toda intervención, conlleva ciertos riesgos. Entre las complicaciones posibles, los accidentes cerebrovasculares (ACV) ocurren en alrededor del 2 al 5 % de los casos, a menudo debido a la formación de coágulos o émbolos. También puede haber fugas alrededor de la nueva válvula, que aparecen en un 10 a 20 % de los casos. Estas fugas suelen ser menores y no requieren tratamiento adicional.

Otras complicaciones pueden incluir problemas de conducción cardíaca, que afectan aproximadamente al 10 a 15 % de los pacientes. Estos problemas pueden provocar arritmias que, en algunos casos, requieren la implantación de un marcapasos. También pueden producirse hemorragias, especialmente en el sitio de inserción, en alrededor del 5 al 10 % de los casos. Aunque poco frecuentes, pueden desarrollarse infecciones, que afectan aproximadamente al 1 al 3 % de los pacientes.

Finalmente, aunque muy poco comunes, pueden producirse lesiones en los vasos sanguíneos o en el corazón en un 1 a 2 % de los casos. La tasa global de mortalidad asociada al TAVI se estima en menos del 1 %, una cifra que puede variar en función del estado general del paciente y de los avances logrados en la técnica.

Estos riesgos son cuidadosamente considerados por los equipos médicos, que ponen todo en práctica para minimizarlos y garantizar un seguimiento adecuado después del procedimiento.

Preparación en la sala de procedimiento

En el momento previsto, el paciente es trasladado en una camilla a la sala de procedimiento. El entorno es similar al de un quirófano. Médicos, enfermeras y técnicos visten batas, mascarillas y gorros quirúrgicos.
La sala se mantiene a una temperatura fresca, incluso fría, para asegurar el buen funcionamiento de los equipos de radiología. Se coloca una sábana sobre el paciente para minimizar la incomodidad.

El papel del anestesiólogo

El confort del paciente sigue siendo una prioridad durante toda la intervención. El anestesiólogo presente se encarga de que todo transcurra de manera segura y tranquila.

Se realiza una pequeña punción en una de las muñecas para insertar un fino catéter, que permite monitorizar instantáneamente la presión arterial durante todo el procedimiento.

Preparación final

Cuando todo el material está listo, la enfermera procede a la desinfección rigurosa de las regiones de la ingle y, en algunos casos particulares, de la región del cuello.

Posteriormente, se coloca un gran campo estéril sobre el paciente, y se instalan los últimos equipos de monitorización. A partir de ese momento, es importante permanecer lo más inmóvil posible para asegurar el buen desarrollo de la intervención.

El inicio de la intervención

Una vez que el equipo médico está listo, se instalan todas las vías de acceso necesarias. El procedimiento comienza con una pequeña punción para administrar anestesia local en los sitios requeridos.

También puede colocarse una sonda conectada a un marcapasos temporal en una vena hasta el corazón. Este dispositivo brinda apoyo en los momentos clave de la intervención, especialmente durante la implantación de la nueva válvula.

Algunas sensaciones de calor

El equipo procede luego a inyectar un medio de contraste en la aorta, lo que puede provocar una sensación pasajera de calor en el cuerpo. Este paso permite obtener una imagen precisa de la válvula enferma.

A partir de esta imagen, los médicos localizan exactamente el punto por donde hacer pasar la guía metálica, que servirá como “vía férrea” para llevar la nueva válvula hasta el corazón.

Se prepara la nueva válvula

Mientras tanto, la válvula aórtica de reemplazo se prepara en la sala. Se comprime cuidadosamente sobre un catéter para poder transportarla hasta el corazón.

Es el momento

El catéter que porta la válvula se introduce por la vía arterial seleccionada y se guía con precisión hasta la ubicación de la válvula nativa estrechada. Una vez bien posicionado, el equipo confirma con imágenes que todo está listo para el despliegue.

En este momento crucial, se utiliza el material en su lugar para acelerar el corazón a frecuencias muy rápidas.

Este ritmo elevado reduce de manera importante el volumen de sangre expulsado por el corazón, evitando que la válvula se desplace durante su colocación. Además, inmoviliza brevemente el corazón, creando las condiciones ideales para desplegar la válvula con precisión.

Durante esta breve fase, algunas personas pueden experimentar un ligero malestar, como mareo o sensación de cabeza ligera. Se trata de un efecto previsible y temporal, que se revierte rápidamente en cuanto el corazón retoma su ritmo natural, ahora liberado de la obstrucción.

Con la ayuda de imágenes con contraste, se confirma después la correcta posición y el buen funcionamiento de la nueva válvula.

Retiro del material utilizado

Lo que resta es retirar los catéteres empleados durante la intervención y cerrar cuidadosamente los puntos de acceso vasculares. El paciente es luego trasladado a la sala de recuperación o a su habitación, donde el equipo continúa la vigilancia.

Si todo transcurre bien, el alta suele darse al día siguiente, una vez que una ecocardiografía confirme el éxito de la intervención. Si las circunstancias son óptimas y el estado general lo permite, en ocasiones se contempla el regreso a casa la misma noche del procedimiento.

En resumen

El TAVI representa un gran avance en cardiología. Ofrece una segunda vida a muchos pacientes cuyo corazón estaba agotado por una válvula rígida y estrechada.

Menos esfuerzo para el corazón, menos riesgos para el paciente y, a menudo… una grata sorpresa a corto plazo: ¡el aire vuelve, al igual que la calidad de vida!