Los capilares sistémicos

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Los capilares sistémicos son diminutos vasos sanguíneos delicados que permiten la vida. Conectan las arterias y las venas del sistema circulatorio.

Es en este lugar microscópico donde ocurre la respiración y la alimentación de las células del cuerpo humano.

Una bomba para la vida

El corazón, como una bomba, garantiza la circulación de la sangre en todos los órganos del cuerpo humano. Para funcionar correctamente, estos órganos necesitan un suministro constante de nutrientes y oxígeno. Del mismo modo, deben desechar sus desechos. Es aquí donde la circulación sanguínea cobra todo su sentido.

La fontanería del cuerpo humano

La circulación sanguínea en el cuerpo humano se puede comparar de manera metafórica con la fontanería que suministra agua a las tuberías y aparatos de distribución en una casa, permitiendo así su uso. Nuestro sistema vascular está compuesto por arterias, venas y capilares, que sirven como vasos sanguíneos.

La sangre es transportada hacia los órganos por las arterias, luego utilizada por las células en los capilares, los vasos sanguíneos más finos y pequeños.

Los capilares son como los fregaderos, los lavabos de tu casa. Es allí donde utilizas el agua.

Al igual que las aguas residuales domésticas son evacuadas hacia los desagües por los desagües de fregaderos, bañeras y otros, el cuerpo humano elimina sus desechos a través de sus vasos sanguíneos, principalmente las venas.

Lavabo

Los capilares del sistema circulatorio

Los capilares actúan como puntos de conexión entre las arterias y las venas del sistema circulatorio. Son vasos sanguíneos microscópicos donde los glóbulos sanguíneos circulan en fila india, facilitando así el transporte de nutrientes y oxígeno hacia las células de los órganos y los músculos. Estos vasos también desempeñan un papel crucial en la eliminación de desechos y dióxido de carbono (CO2).

En conjunto, los capilares del cuerpo humano se extienden a lo largo de aproximadamente 81,000 km de longitud.

Se pueden comparar los capilares con drenajes perforados cubiertos por una membrana que impide que las proteínas y los glóbulos rojos escapen, mientras permiten que los fluidos sanguíneos salgan o regresen a la circulación. Normalmente, se mantiene un equilibrio, evitando la acumulación de líquido en los órganos.

Todas las células se bañan en este fluido donde el oxígeno y los nutrientes se difunden, mientras que los desechos se eliminan de manera similar.

Las células toman el oxígeno y producen CO2

En resumen, las células necesitan combustible para su funcionamiento, principalmente oxígeno. Este último es captado por las células para ser utilizado en sus procesos metabólicos, produciendo dióxido de carbono (CO2) como desecho, el cual debe ser eliminado del organismo.

Los productos tóxicos y el CO2 deben ser eliminados

Los desechos tóxicos y el CO2 son recogidos por los glóbulos rojos y el plasma en los capilares, luego transportados hacia las venas y finalmente hacia el corazón.

Los desechos son eliminados por el hígado y los riñones, mientras que el CO2 es expulsado de los pulmones mediante la respiración.

Alta concentración hacia baja concentración

Todos estos intercambios, ya sea de nutrientes o de desechos, ocurren por difusión, es decir, el movimiento de sustancias desde zonas de alta concentración hacia zonas de baja concentración.

Los intercambios se realizan a nivel de los capilares

Es a través de los capilares que se producen todos los intercambios, incluidos los de líquidos. Los capilares regulan los líquidos en exceso asegurando un equilibrio entre el volumen que entra y sale. En condiciones normales, esto significa que no hay acumulación de líquido en los órganos.