Episodio 11 – Un avance electrizante

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La desfibrilación cardíaca, desde el masaje manual de Claude Beck en 1947 hasta los desfibriladores portátiles actuales, representa uno de los mayores avances de la medicina de urgencias.

En menos de medio siglo, estos descubrimientos transformaron una arritmia antes mortal en una situación a menudo reversible, salvando miles de vidas cada año.

La fibrilación ventricular: la más temida

La fibrilación ventricular es una arritmia mortal. Los ventrículos tiemblan caóticamente, como gelatina, sin lograr bombear sangre.
La circulación se detiene de forma abrupta y, en cuestión de segundos, la vida se apaga.

En la década de 1940, este trastorno equivalía a una sentencia de muerte.

Dr. Claude Beck – El primer milagro eléctrico (1947)

En 1947, el Dr. Claude Beck, cirujano torácico en Cleveland, operaba a un adolescente de 14 años con pectus excavatum, una deformidad en la que el esternón se hunde hacia adentro y comprime el corazón.

La operación transcurría con normalidad hasta que, de repente, el pulso del joven desapareció.

El monitor mostraba una arritmia fatal: fibrilación ventricular.

En aquella época no existía forma alguna de devolver la vida a un corazón fibrilante.
Sin embargo, el Dr. Beck no se rindió. Tomó el corazón entre sus manos y comenzó un masaje cardíaco manual a un ritmo constante de 60 compresiones por minuto.

Recordó los estudios realizados en Ginebra a finales del siglo XIX, que demostraban que una descarga eléctrica podía restablecer el ritmo normal en perros.

También conocía los experimentos de su colega Dr. Carl Wiggers, quien había diseñado un dispositivo capaz de aplicar una descarga eléctrica directamente sobre el corazón expuesto.

Beck ordenó traer el aparato al quirófano.

Tras 45 largos minutos, finalmente llegó.
Sin preocuparse por la esterilidad, colocó las paletas directamente sobre el corazón y administró varias descargas junto con inyecciones de medicamentos. Milagrosamente, el corazón volvió a latir.

Aquel día, el Dr. Claude Beck logró devolver la vida a un corazón humano.

Dr. William Bennett Kouwenhoven – La descarga a través del tórax

Esta técnica requería abrir el tórax, lo cual era complejo. ¿Podría hacerse de otro modo?

El Dr. William Bennett Kouwenhoven, ingeniero eléctrico y médico, dedicó sus estudios a la bioelectricidad.

Entre 1938 y 1954, desarrolló el primer desfibrilador externo, capaz de aplicar una descarga salvadora a través de la piel sin cirugía.

Durante sus investigaciones observó que una descarga eléctrica provocaba un pulso palpable en la pata de un perro.

De esta observación nació una idea revolucionaria: la compresión torácica.
Kouwenhoven difundió su descubrimiento, sentando las bases de la reanimación cardiopulmonar moderna (RCP).

En 1957, su asistente Dr. Friesinger utilizó el prototipo por primera vez en un paciente que se desmayó durante un examen rutinario.
Siguiendo las instrucciones de Kouwenhoven, un joven médico realizaba compresiones torácicas mientras se preparaba la descarga.
Con el segundo choque, el paciente recuperó la conciencia.
Había nacido la primera reanimación convencional.

Estos resultados demostraron que la combinación de compresiones esternales y respiración artificial podía mantener la vida hasta la desfibrilación eficaz, permitiendo la reanimación fuera del quirófano.

Dr. Michel Mirowski – El desfibrilador implantable

El paso de aplicar la descarga sobre un corazón abierto a hacerlo sobre la piel fue un salto enorme.
Sin embargo, algunos pacientes seguían en riesgo de arritmias mortales, donde cada minuto cuenta.

El Dr. Michel Mirowski imaginó un dispositivo capaz de vigilar continuamente el ritmo cardíaco y aplicar automáticamente una descarga al detectar una arritmia letal.

El primer prototipo apareció en 1970, y tras diez años de perfeccionamiento, se realizó la primera implantación de un desfibrilador interno en una mujer de 57 años con riesgo de muerte súbita.

Había comenzado una nueva era.

Dr. Paul Zoll – La revolución portátil

Mientras tanto, el Dr. Paul Zoll, pionero del marcapasos externo, trabajaba en el desarrollo de desfibriladores portátiles.

En 1980 fundó Zoll Medical, que se convertiría en líder mundial en desfibriladores externos y automatizados (DEA).

Gracias a estos dispositivos fáciles de usar, miles de vidas se salvan cada año antes de la llegada de los servicios de emergencia.

Conclusión

Desde la cirugía a corazón abierto de Beck hasta los dispositivos portátiles de Zoll, la historia de la desfibrilación es una lucha constante contra la muerte súbita.

En menos de medio siglo, la ciencia transformó la desesperación en esperanza — un avance verdaderamente electrizante que sigue salvando vidas en todo el mundo.