Diabetes – Perspectiva del paciente

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Mi nombre es Léonie. Vivo con diabetes tipo 2 desde hace más de cuarenta años.
Es una enfermedad crónica que no se cura, pero que puede tratarse y controlarse día a día.

En mi caso, tiene un origen genético. Requiere inyecciones diarias de insulina, la toma regular de medicamentos y ciertas restricciones alimentarias.
A pesar de estas limitaciones, la vida aún me ofrece muchos placeres… y he decidido disfrutarlos plenamente.

Seguir los consejos médicos

Dada mi condición, he aprendido a dar gran importancia a las recomendaciones de mis médicos: mi cardiólogo y mi endocrinólogo.
Su atención, sus ajustes de tratamiento y su amabilidad me han acompañado todos estos años.

Hoy les expreso mi profundo agradecimiento por la calidad excepcional de su atención y su apoyo constante.

Mi participación en mis cuidados

Mi experiencia demuestra lo esencial que es, para una persona con diabetes, conocer bien su estilo de vida y las exigencias que impone la enfermedad.

Como paciente asociada, comprendí que mi salud también depende de mi implicación: observar, anotar, hacer preguntas y compartir mis experiencias con mi equipo médico.

Es en esta colaboración mutua donde se construye el éxito del tratamiento: un trabajo en equipo donde todos contribuimos a un mismo objetivo — mi bienestar.

Mi secreto

Debo mi longevidad a una vigilancia diaria.
Sigo con cuidado la medicación que me han recetado: su dosis, su horario y su constancia.
También controlo mi peso y mantengo una alimentación equilibrada. Estos hábitos sencillos me ayudan a manejar mi enfermedad y conservar mi energía.

El ejercicio

Reconozco que la actividad física no forma parte de mis mejores hábitos… ¡y sospecho que no soy la única persona con diabetes que puede decir lo mismo!

En mi generación, el ejercicio no era una prioridad. Después de los años de guerra, la mayoría de nosotros estábamos más concentrados en reconstruir nuestra vida y asegurar el futuro. Tal vez de ahí provenga ese estilo de vida sedentario adoptado por muchos.

Pero los tiempos han cambiado. Hoy, caminar está al alcance de casi todos.
No requiere equipamiento ni membresía en un gimnasio, y además permite redescubrir el vecindario, que a menudo conocemos poco.

Lo importante es hacerlo a su propio ritmo, con constancia y con placer.

Cumplimiento y perseverancia

A través de este testimonio, deseo animar a todas las personas que viven con una enfermedad crónica a seguir fielmente su tratamiento.
Los medicamentos y terapias modernas pueden mejorar notablemente la salud y la calidad de vida — siempre que se tomen según las indicaciones.

Si un medicamento causa molestias o efectos no deseados, es importante no suspenderlo por cuenta propia.
Una simple conversación con el médico o el farmacéutico puede permitir encontrar una alternativa más adecuada.

La comunicación sigue siendo la base de un tratamiento seguro y eficaz.

Mi colesterol

Mis niveles de colesterol — tanto el “bueno” como el “malo” — están bien equilibrados.
Con los años, me han recetado estatinas como medida preventiva contra las enfermedades cardiovasculares, a las cuales las personas con diabetes somos más vulnerables. Las tomo de manera regular y con confianza.

Las estatinas: un medicamento ampliamente estudiado

Las estatinas han sido objeto de algunas controversias, sobre todo por sus posibles efectos secundarios.

Sin embargo, numerosos estudios que han involucrado a decenas de miles de pacientes han demostrado claramente que las estatinas reducen eficazmente el colesterol LDL (“malo”) y, en consecuencia, disminuyen el riesgo de accidente cerebrovascular, de síndrome coronario y de mortalidad.
Además, suelen ser muy bien toleradas.

Según mis lecturas y las conversaciones con mis médicos, la terapia con estatinas en personas mayores se recomienda en función del riesgo cardiovascular de cada individuo — y para mí, eso es motivo suficiente para confiar en su utilidad.

El seguimiento de mi salud

Mis niveles de glucemia se mantienen estables y mi presión arterial es tranquilizadora.
Cada cuatro meses me realizo análisis de sangre para controlar tanto la glucosa como el colesterol.

También me aseguro de que los resultados sean enviados a mis dos especialistas: mi endocrinólogo y mi cardiólogo.

Este seguimiento regular me da tranquilidad y permite ajustar mi tratamiento cuando es necesario.

Tomar las riendas de la propia salud

Cuidar de la propia salud es fundamental.

Hoy, afortunadamente, es más fácil que nunca. Disponemos de una gran cantidad de información confiable que podemos compartir y comentar con nuestros profesionales de la salud.

La medicina ha avanzado enormemente en las últimas décadas; depende de nosotros aprovecharla al máximo y vivir plenamente, a pesar de la enfermedad.

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