Miocardiopatía inducida por la arritmia

  1. Bienvenido
  2. »
  3. Enfermedades valvulares y cardiovasculares
  4. »
  5. Miocardiopatía inducida por la arritmia

Las miocardiopatías agrupan diferentes enfermedades que afectan al músculo del corazón.
La miocardiopatía inducida por la arritmia corresponde a una situación en la que el músculo cardíaco, en particular el ventrículo izquierdo, se debilita como consecuencia de ritmos cardíacos anormales persistentes.

Un elemento fundamental de esta afección es su carácter potencialmente reversible: cuando el trastorno del ritmo se controla de manera adecuada, la función cardíaca puede mejorar de forma significativa.

Artículo asociado: Insuficiencia cardíaca – Generalidades

¿Qué arritmias pueden ser responsables?

Los ritmos cardíacos anormales se agrupan bajo el término arritmias. Cuando el corazón late demasiado rápido, se habla más específicamente de taquicardias.

Varios tipos de trastornos del ritmo pueden estar implicados:

  • taquicardias auriculares, que se originan en las cavidades superiores del corazón;
  • taquicardias ventriculares, que se originan en las cavidades inferiores;
  • o latidos ventriculares prematuros muy frecuentes.

 

Cuando estas arritmias persisten en el tiempo, imponen un esfuerzo excesivo al corazón, lo que puede provocar una disminución progresiva de la fuerza de contracción del ventrículo izquierdo.

Por el contrario, el control adecuado de la arritmia permite con frecuencia una recuperación parcial o incluso completa de la función cardíaca, especialmente cuando el diagnóstico se realiza de forma precoz.

Dos categorías de miocardiopatía inducida por la arritmia

Se distinguen generalmente dos formas de miocardiopatía inducida por la arritmia:

  • La forma pura, cuando la arritmia constituye la única causa del debilitamiento del músculo cardíaco.
  • La forma agravante, cuando la arritmia se suma a una enfermedad cardíaca preexistente y provoca daños adicionales, ya sea deteriorando aún más la función del músculo cardíaco o agravando los síntomas de insuficiencia cardíaca ya presentes.

 

En ambos casos, el diagnóstico solo puede confirmarse tras el restablecimiento y la estabilización de un ritmo cardíaco adecuado, o después de un control riguroso de la frecuencia cardíaca cuando la arritmia persiste.

Presentación clínica y elementos de evaluación

El elemento central se basa en la presencia simultánea:

  • de un ritmo cardíaco anormal,
  • y de un debilitamiento inexplicado del músculo cardíaco.

 

La relación entre la arritmia y la miocardiopatía puede ser difícil de establecer. La arritmia puede evolucionar de manera silenciosa durante varios años antes de ser reconocida, mientras que el deterioro del corazón se instala de forma progresiva.

Los primeros síntomas pueden aparecer tardíamente o agravarse de manera gradual a medida que la función cardíaca se deteriora.

Manifestaciones más frecuentes

Estas manifestaciones se relacionan con mayor frecuencia con una insuficiencia cardíaca causada por la debilidad del ventrículo izquierdo. Pueden incluir:

  • falta de aire durante el esfuerzo o en reposo,
  • dificultad para acostarse debido a la sensación de falta de aire,
  • hinchazón de las piernas o del abdomen,
  • fatiga creciente y una marcada disminución de la energía.

Signos asociados a la arritmia

Algunos signos pueden estar directamente relacionados con la propia arritmia, en particular:

  • la percepción de latidos cardíacos rápidos o irregulares (palpitaciones),
  • mareos,
  • fatiga desproporcionada durante las actividades cotidianas o el esfuerzo físico.

¿Cómo se establece el diagnóstico de una miocardiopatía inducida por la arritmia?

El diagnóstico de la miocardiopatía inducida por la arritmia se basa en una evaluación médica realizada paso a paso.

Comienza con una consulta clínica para evaluar los síntomas, los antecedentes cardíacos y los factores asociados, y se confirma posteriormente mediante diversas pruebas complementarias, cada una de las cuales aporta información esencial.

  • Electrocardiograma (ECG)

En ocasiones, una taquicardia persistente puede identificarse en un ECG estándar de 12 derivaciones. Puede tratarse, por ejemplo, de una fibrilación auricular, una taquicardia auricular o latidos prematuros frecuentes, ya sean de origen supraventricular o ventricular.

Sin embargo, un ECG puntual puede ser normal si la arritmia es intermitente.

 

  • Monitor Holter

Cuando la arritmia no se observa en el ECG, se utiliza un monitor Holter, un dispositivo externo que generalmente se lleva durante al menos 24 horas.

Este registro prolongado permite:

  • evaluar la duración de la arritmia,
  • medir la frecuencia cardíaca media,
  • y cuantificar la carga global de la arritmia a lo largo de un día completo.

 

Por ejemplo, en presencia de fibrilación auricular, el Holter permite determinar la frecuencia cardíaca media y el tiempo total pasado en arritmia.

Si se trata de contracciones ventriculares prematuras frecuentes, permite calcular el porcentaje de latidos anormales, un elemento clave para evaluar su impacto sobre el músculo cardíaco.

  • Ecocardiografía transtorácica

La ecocardiografía es una prueba central en el proceso diagnóstico.
La miocardiopatía inducida por la arritmia siempre se acompaña de un debilitamiento del ventrículo izquierdo, y otras cavidades cardíacas también pueden verse afectadas.

En algunos pacientes se observan características particulares, como un ventrículo izquierdo de dimensiones relativamente normales en comparación con las miocardiopatías crónicas preexistentes. Estos hallazgos pueden reforzar la sospecha de una afección inducida por la arritmia.

  • Resonancia magnética cardíaca (RM)

La resonancia magnética cardíaca puede utilizarse para:

  • descartar otras causas posibles de debilitamiento del ventrículo izquierdo,
  • buscar la presencia de cicatrices o lesiones del músculo cardíaco.

 

En pacientes con contracciones ventriculares prematuras frecuentes, la RM puede revelar en ocasiones una anomalía estructural que orientaría hacia un diagnóstico diferente, poniendo en duda el diagnóstico de miocardiopatía inducida por la arritmia.

 

  • Coronariografía

En determinadas situaciones, es necesaria una coronariografía.

Este procedimiento invasivo consiste en introducir un catéter a través de una arteria de la muñeca o de la ingle para inyectar un medio de contraste en las arterias coronarias. Permite confirmar la ausencia de obstrucciones en las arterias del corazón, una causa frecuente de debilitamiento del ventrículo izquierdo que debe descartarse.

Mecanismos y manejo de la miocardiopatía inducida por la arritmia

El tratamiento de la miocardiopatía inducida por la arritmia se basa principalmente en el control eficaz o la eliminación de la arritmia responsable.

La mejoría de la función cardíaca tras el tratamiento del trastorno del ritmo constituye un argumento clave a favor del diagnóstico.

La cuestión del mantenimiento a largo plazo de los medicamentos sigue siendo objeto de debate cuando la función cardíaca se normaliza. La decisión se individualiza teniendo en cuenta el tipo de arritmia, el riesgo de recurrencia y el contexto clínico global.

¿El huevo o la gallina?

En algunos casos resulta difícil determinar si la arritmia es el origen de la miocardiopatía o si representa una consecuencia de esta en pacientes que presentan simultáneamente taquicardia e insuficiencia cardíaca.

En este contexto, la arritmia puede considerarse secundaria y no tratarse de forma suficientemente agresiva. Sin embargo, la experiencia clínica demuestra que un control riguroso de la arritmia es esencial para lograr una recuperación óptima de la función cardíaca.

Otros elementos importantes a considerar

Aunque una frecuencia cardíaca elevada puede asociarse a una lesión del músculo cardíaco, conviene destacar algunos matices importantes:

  • La miocardiopatía inducida por la arritmia es rara, o incluso inexistente, en personas con taquicardia sinusal inapropiada o con el síndrome de taquicardia ortostática postural, incluso cuando la frecuencia cardíaca media durante la vigilia supera los 100 latidos por minuto.
    En estas situaciones, la frecuencia cardíaca nocturna suele ser más baja, debido a la ausencia de factores que favorecen la taquicardia, lo que podría ejercer un efecto protector.
  • No existe un umbral específico de frecuencia cardíaca a partir del cual se desarrolle una miocardiopatía inducida por la arritmia. La susceptibilidad parece variar de una persona a otra y podría depender, entre otros factores, de la edad.
  • Los factores que explican por qué algunos pacientes desarrollan esta forma de miocardiopatía siguen siendo poco conocidos. No obstante, se ha sugerido una predisposición genética como posible factor contribuyente.

Arritmias implicadas

Fibrilación auricular

La fibrilación auricular representa la causa más frecuente de miocardiopatía inducida por la arritmia en adultos.

Para leer: Fibrilación auricular

Varios mecanismos contribuyen al debilitamiento del corazón:

  • debido al ritmo rápido e irregular, los ventrículos no disponen de tiempo suficiente para relajarse completamente entre latidos, lo que reduce su llenado y la cantidad de sangre expulsada hacia adelante;
  • la fibrilación de las aurículas provoca la pérdida de su contribución mecánica al llenado ventricular, un componente normalmente importante del gasto cardíaco.

 

Ambos fenómenos se acentúan a medida que aumenta la frecuencia cardíaca.

Secuencia evolutiva

Inicialmente, los ventrículos tienden a dilatarse como mecanismo de compensación. Sin embargo, cuando la fibrilación auricular rápida persiste y su control se retrasa, la función ventricular acaba deteriorándose.

En fases más avanzadas, la incapacidad del corazón para impulsar eficazmente la sangre provoca un aumento de las presiones intracardíacas, con un reflujo hacia los pulmones. Esto puede dar lugar a un edema pulmonar, descrito con frecuencia como “tener agua en los pulmones”.

Para leer: Agua «en» los pulmones

 

Tratamiento de la fibrilación auricular

El tratamiento se basa en estrategias farmacológicas y/o intervencionistas, según el contexto clínico.

  • Control de la frecuencia cardíaca

A menudo se considera en primer lugar una estrategia destinada a controlar la frecuencia cardíaca. Se basa en el uso de medicamentos que ralentizan el ritmo del corazón, como los betabloqueantes, los bloqueadores de los canales de calcio y, con menor frecuencia, la digoxina.

  • Control del ritmo

Otra opción consiste en restablecer y mantener un ritmo sinusal normal, poniendo fin a la fibrilación auricular.

No todos los pacientes son candidatos a este enfoque. El retorno al ritmo sinusal puede lograrse mediante cardioversión eléctrica o con medicación antiarrítmica. En pacientes con fibrilación auricular rápida asociada a insuficiencia cardíaca, pueden utilizarse fármacos como amiodarona, sotalol o dofetilida.

  • Enfoque intervencionista

En un número creciente de pacientes, la ablación por catéter de la fibrilación auricular constituye una opción eficaz para mantener un ritmo sinusal duradero.

 

  • Opción intervencionista alternativa: marcapasos y ablación del nodo auriculoventricular

En pacientes que no responden al control farmacológico de la frecuencia o que no son candidatos al restablecimiento del ritmo sinusal, puede proponerse una estrategia en dos etapas:

  1. implantación de un marcapasos;
  2. ablación del nodo auriculoventricular, realizada varias semanas o meses después.

 

La transmisión del impulso eléctrico desde las aurículas hacia los ventrículos solo puede realizarse a través de un único punto de paso: el nodo auriculoventricular, que actúa como un verdadero “puesto de control”, limitando la velocidad de conducción hacia los ventrículos.

La implantación previa de un marcapasos es indispensable para asegurar una estimulación ventricular adecuada tras la destrucción intencional de este punto de conducción. Solo después de un período de estabilización puede realizarse la ablación con total seguridad.

Flutter auricular

El flutter auricular se describe a menudo como la “hermana gemela” de la fibrilación auricular.

Para leer: Flutter auricular

Los mecanismos responsables del debilitamiento del corazón son similares a los descritos anteriormente.

Pueden utilizarse las mismas estrategias de control de la frecuencia y del ritmo. Sin embargo, desde el punto de vista intervencionista, los resultados son especialmente favorables.

Enfoque intervencionista preferente

La ablación por radiofrecuencia del flutter auricular derecho típico presenta una tasa de éxito muy elevada, superior al 96 %, con un bajo riesgo de complicaciones. Por esta razón, suele considerarse el tratamiento de elección.

Extrasístoles ventriculares prematuras frecuentes

Las extrasístoles ventriculares prematuras frecuentes pueden provocar una miocardiopatía inducida por la arritmia en personas sin enfermedad cardíaca conocida. También pueden agravar la función cardíaca en pacientes que ya presentan una afección cardíaca.

En este contexto, la arritmia suele considerarse secundaria y puede no tratarse de forma suficientemente agresiva. Sin embargo, la experiencia clínica demuestra que un control riguroso de la arritmia es esencial para permitir una recuperación óptima de la función cardíaca.

Mecanismos

Los mecanismos exactos que conducen a esta forma de miocardiopatía no se conocen completamente, aunque se han propuesto varias hipótesis.

Indicadores clínicos importantes

El factor más determinante es una carga diaria elevada de extrasístoles ventriculares:

  • más de 10 000 a 25 000 extrasístoles por día,
  • o una proporción superior al 10 % al 24 % del total de latidos cardíacos diarios.

 

A menudo se observa una mejoría de la función ventricular cuando el número de extrasístoles disminuye por debajo de aproximadamente 5 000 por día.

En general, una carga elevada de extrasístoles registrada en el electrocardiograma se asocia a un mayor riesgo de miocardiopatía inducida por la arritmia.

Tratamiento de las extrasístoles ventriculares

El tratamiento tiene como objetivo reducir o eliminar las extrasístoles ventriculares, ya sea mediante un enfoque farmacológico o intervencionista.

  • Tratamiento farmacológico

El tratamiento suele iniciarse con un betabloqueante o un bloqueador de los canales de calcio, debido a su perfil de seguridad favorable, aunque su eficacia puede ser limitada.

Cuando estas medidas resultan insuficientes, pueden considerarse medicamentos antiarrítmicos. Los más eficaces incluyen dofetilida, mexiletina, sotalol y amiodarona. Su uso se asocia, no obstante, a un mayor riesgo de efectos secundarios, incluido un potencial proarrítmico.

Estos fármacos suelen reservarse para pacientes que no pueden beneficiarse de una ablación por catéter o que prefieren no someterse a un procedimiento intervencionista.

 

  • Terapia intervencionista

La ablación por catéter se considera hoy en día una terapia definitiva para la miocardiopatía inducida por extrasístoles ventriculares frecuentes. Las tasas de éxito varían entre 50 % y 90 %, según el sitio de origen de los latidos prematuros y su frecuencia en el momento del procedimiento.

Pronóstico de la miocardiopatía inducida por la arritmia

La miocardiopatía inducida por la arritmia se distingue de otras formas de miocardiopatía por su pronóstico generalmente favorable, siempre que la arritmia responsable se identifique y se trate de forma adecuada.

-Evolución tras el tratamiento

Cuando el trastorno del ritmo se controla o se elimina, suele observarse una mejoría progresiva de la función cardíaca.

La recuperación puede comenzar en las primeras semanas, pero en la mayoría de los casos se extiende durante varios meses. En algunos pacientes, la función del ventrículo izquierdo puede normalizarse por completo.

La magnitud y la rapidez de la recuperación dependen de varios factores:

  • la duración de la exposición del corazón a la arritmia,
  • el tipo de arritmia implicada,
  • la eficacia y la rapidez del tratamiento,
  • la presencia o ausencia de enfermedad cardíaca subyacente.

-Riesgo de recurrencia

Incluso tras una recuperación satisfactoria, el riesgo de recurrencia de la arritmia persiste. Una reaparición del trastorno del ritmo puede provocar nuevamente un debilitamiento del músculo cardíaco, a veces más rápidamente que en el episodio inicial.

Por esta razón, el seguimiento a largo plazo sigue siendo esencial, incluso en pacientes cuya función cardíaca se ha normalizado.

Seguimiento a largo plazo

El seguimiento se basa en:

  • evaluaciones clínicas periódicas de los síntomas,
  • control regular del ritmo y de la frecuencia cardíaca mediante electrocardiograma o registros prolongados cuando sea necesario,
  • ecocardiografías de seguimiento para documentar la evolución de la función del ventrículo izquierdo.

 

La frecuencia del seguimiento se adapta a cada situación, en función del tipo de arritmia, del tratamiento instaurado y de la estabilidad clínica.

Tratamiento a largo plazo

La decisión sobre el mantenimiento de los tratamientos, en particular los utilizados para la insuficiencia cardíaca o la prevención de arritmias, se toma caso por caso.

En algunos pacientes puede considerarse una reducción progresiva de la medicación tras una recuperación completa y estable, mientras que en otros será necesario un tratamiento prolongado para prevenir las recurrencias.

Mensaje clave

La miocardiopatía inducida por la arritmia pone de relieve la importancia de un diagnóstico precoz y de un tratamiento dirigido de los trastornos del ritmo cardíaco.

Cuando se reconoce y se maneja adecuadamente, esta forma de miocardiopatía es con frecuencia reversible, permitiendo recuperar una función cardíaca satisfactoria y mejorar la calidad de vida.