La falta de aliento

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«Doctor, ¡siempre estoy sin aliento!»

«¿Ah sí? Pero cuénteme más…»

Un síntoma difícil

La falta de aliento es un síntoma que no es nada fácil de describir ni de encontrar SU causa exacta.

Respiramos sin necesidad de pensar en ello.

Es esencial entender que la respiración es un proceso que realizamos, en promedio, 15 veces por minuto, de manera automática e inconsciente. Este mecanismo automático está regulado por una región situada justo debajo del cerebro, en el bulbo raquídeo.

Paralelamente, tenemos la capacidad de controlar conscientemente nuestra respiración. Este control voluntario es gestionado por el cerebro. Cuando olvidamos respirar conscientemente, el centro autónomo de la respiración toma el relevo para asegurar nuestro funcionamiento respiratorio.

Se deben hacer varias preguntas

La falta de aliento es un síntoma subjetivo, lo que significa que se siente pero no puede medirse de manera objetiva, y su percepción varía de un paciente a otro.

Durante una consulta médica, el médico debe aclarar la situación interrogando al paciente, realizando un examen físico y solicitando los exámenes complementarios que considere necesarios.

Algunos elementos son particularmente útiles para el profesional de la salud. Es importante saber desde cuándo el paciente ha comenzado a sentir la falta de aliento y cómo ha evolucionado con el tiempo. El médico también debe buscar la presencia de otros síntomas como tos, fiebre, pérdida de peso o dolores en el pecho.

El paciente debe describir en qué circunstancias siente la falta de aliento: durante un esfuerzo físico intenso, mientras realiza una actividad deportiva, al subir escaleras, durante su aseo personal o simplemente al hablar.

Es esencial que el paciente anote las actividades que ya no puede realizar o que realiza con dificultad debido a una falta de aliento excesiva.

Diferentes niveles de falta de aliento

El médico puede clasificar la severidad de la falta de aliento en cuatro categorías: durante esfuerzo intenso, moderado, ligero o en reposo.

Esta precisión permite seguir la evolución de los síntomas con el tiempo y evaluar si mejoran, se estabilizan o empeoran.

En caso de enfermedad crónica, un empeoramiento de la falta de aliento lleva al médico a reevaluar el tratamiento del paciente y, a veces, a prescribir otros exámenes para confirmar la progresión de la enfermedad y ajustar el tratamiento en consecuencia.

Varias causas posibles

Este tipo de síntoma siempre tiene una causa o una combinación de causas subyacentes. Puede resultar de un problema pulmonar o cardíaco, estar relacionado con una disminución de la condición física, o ser atribuible a factores como la ansiedad, la angustia o el envejecimiento.

En las personas mayores, a menudo el corazón no es el culpable, sino el envejecimiento y la mala condición física.

El descondicionamiento físico

El descondicionamiento no es una enfermedad en sí, sino más bien una consecuencia de la inactividad física prolongada. Los beneficios de la actividad física regular se manifiestan rápidamente, contribuyendo a mejorar la condición física y a prevenir el descondicionamiento.

Cuando una condición cardíaca es responsable

Cuando la falta de aliento es causada por problemas cardíacos subyacentes, como insuficiencia cardíaca debido a una mala función del músculo cardíaco o a una sobrecarga del volumen sanguíneo a expulsar (insuficiencia valvular), o incluso una combinación de ambos, puede tener repercusiones en los pulmones.

En estas situaciones, la incapacidad del corazón para bombear eficazmente la sangre puede provocar una acumulación de líquido en los pulmones, lo que puede contribuir a la falta de aliento y a otros síntomas respiratorios. Esto puede manifestarse como dificultades para respirar, respiración sibilante o una sensación de opresión en el pecho.

Cuando respiramos

Simplifiquemos todo esto para entenderlo mejor.

La respiración es un proceso vital en el que inhalamos oxígeno del aire y exhalamos el dióxido de carbono de nuestro cuerpo. Estos intercambios ocurren en pequeños sacos de aire llamados alvéolos pulmonares, que suman 600 millones.

Alrededor de estos sacos microscópicos se encuentran diminutos vasos sanguíneos llamados capilares pulmonares. Cuando la sangre circula por ellos, entra en estrecho contacto con el aire de los alvéolos. Esta proximidad permite el intercambio de gases: el dióxido de carbono se difunde desde la sangre hacia los alvéolos para ser exhalado, mientras que el oxígeno pasa de los alvéolos a la sangre para ser transportado por todo el cuerpo.

Así, cada vez que respiramos, nuestro cuerpo se regenera con el oxígeno vital para su buen funcionamiento.

Un corazón enfermo

Cuando la bomba cardíaca se vuelve menos eficiente, esto puede provocar una acumulación de líquido en el espacio entre los capilares pulmonares y los alvéolos.

Esta acumulación de agua, llamada edema pulmonar, puede comprometer los intercambios gaseosos normales en los pulmones, causando una sensación de falta de aliento y otros síntomas respiratorios.

Agua en la máquina respiratoria

Si hay un volumen demasiado grande de líquido en este espacio, los intercambios se realizan menos eficientemente, el nivel de oxígeno en la sangre disminuye y el dióxido de carbono se acumula. Esto provoca una disminución del nivel de oxígeno en la sangre y una acumulación de dióxido de carbono.

En respuesta a esta situación, el centro respiratorio en el cerebro se estimula, provocando la sensación de falta de aliento. En los casos más graves, esto puede incluso dar la impresión de estar faltando el aire.

Detectores en el lugar

La presencia de este exceso de líquido en el espacio alvéolo-capilar estimula pequeños sensores o detectores que envían un mensaje al cerebro.

Estos señales tienen como objetivo aumentar el ritmo respiratorio, lo que provoca la sensación de falta de aliento. Esta sensación puede ocurrir incluso si el exceso de líquido no es lo suficientemente significativo como para afectar directamente los intercambios de oxígeno y dióxido de carbono. Esto demuestra cuán reactivo y sensible es el cuerpo a las variaciones en su entorno interno.

Tos y sibilancia respiratoria

Otros síntomas respiratorios también pueden surgir. La tos es un mecanismo de defensa del cuerpo para intentar eliminar el líquido o las secreciones de las vías respiratorias. Además, una respiración sibilante, similar a la de una persona asmática, puede ocurrir debido a la constricción de las vías respiratorias o a la obstrucción causada por el líquido acumulado.

Estos síntomas a menudo aumentan el malestar respiratorio y pueden indicar la necesidad de una evaluación médica más detallada.

Dos otros tipos de falta de aliento

En caso de problemas cardíacos, otros tipos de falta de aliento pueden manifestarse además de la dificultad para respirar a diferentes niveles de actividad física. Dos de estos tipos de falta de aliento son particularmente significativos:

  1. Falta de aliento en posición acostada: Los pacientes pueden sentir dificultad para respirar cuando están acostados. Para aliviar esta sensación, pueden usar varias almohadas para mejorar la respiración. En los casos más graves, pueden incluso evitar dormir en posición horizontal y preferir dormir en un sillón para mantener una posición más vertical que facilite la respiración.
  2. Falta de aliento nocturna repentina: Algunos pacientes son despertados en plena noche por una falta de aliento repentina y significativa. Pueden sentir la necesidad de sentarse o incluso levantarse para que la falta de aliento disminuya, lo que puede perturbar considerablemente su sueño y calidad de vida.

 

Estos tipos de falta de aliento nocturna pueden ser signos de descompensación cardíaca y requieren una evaluación médica urgente para determinar la causa subyacente y ajustar el tratamiento si es necesario.

Llamar al 911

Cualquier síntoma de dificultad respiratoria repentina, severa y persistente requiere atención médica inmediata. Esto podría ser un signo de una condición médica grave que necesita una evaluación urgente y un tratamiento adecuado por parte de profesionales de la salud en un servicio de emergencia hospitalaria.

No dude en buscar asistencia médica en caso de síntomas respiratorios preocupantes.